LLEVAMOS apenas cinco meses con la implantación de los nuevos grados en la UPV/EHU y ya han comenzado los primeros problemas. Uno de ellos se refiere a la organización de las clases y de los exámenes. La llegada de Bolonia iba a traer consigo un cambio radical en la docencia y en su organización. Nos decían que Bolonia acabaría con las clases presenciales como base del aprendizaje y que la flexibilidad sería la característica principal del Espacio Europeo.
Pero la realidad está siendo bien distinta. La implantación de los grados ha supuesto una subida brutal del precio del ECTS -hasta un 30%- sin justificación alguna por parte del Gobierno vasco y con la complicidad de la UPV/EHU. Subida que no ha querido ser explicada por parte de quienes la aprobaron y que además han apostado por una implantación basada en el "coste cero". Y a día de hoy contamos con las mismas infraestructuras que con las titulaciones en extinción por lo que tampoco en este aspecto se ha mejorado. No obstante, este análisis no se ajustaría a la realidad si no mencionara el esfuerzo realizado por parte del profesorado para adaptarse a la nueva forma de enseñanza.
A pesar de que la situación no ha cambiado en lo sustancial, desde la dirección de la UPV/EHU presentan para su aprobación normativas que obvian la realidad. Es cierto que nos encontramos ante un cambio de paradigma de la enseñanza universitaria, pero los tiempos no van acompasados entre los distintos cambios que debían haberse producido. Prueba de ello es el calendario académico, donde se regula desde cuándo empieza y termina el curso hasta cuántas semanas lectivas hay, pasando por cuándo se celebran las distintas convocatorias de exámenes. Un calendario que quiere estar adaptado al modelo de Bolonia sin tener en cuenta que la evaluación de las asignaturas apenas se ha adaptado a este nuevo sistema.
El curso pasado, la UPV/EHU aprobó un calendario doble: para los nuevos grados y para las titulaciones en extinción. Sin embargo, una cláusula del acuerdo permitía que este calendario pudiera ser alterado por los centros con la simple aprobación de los mismos y sin justificación. Además del adelanto del inicio del curso y del adelanto y reducción de las semanas de exámenes, se recogía también la posibilidad de que los centros pudiesen adelantar la convocatoria de septiembre al mes de julio del curso en marcha -2010/2011- a pesar de que a todo el alumnado se matriculó con la certeza de que sería en septiembre. Una medida que algunos pretendimos suprimir por considerarla primeramente desleal con el alumnado matriculado y en segundo lugar porque surgían dudas legales. Sin embargo, el rectorado lo aprobó y lo aplicó.
Este año la propuesta del Equipo Rectoral sigue la línea del calendario aprobado el curso pasado. Comienzo del curso a principios de septiembre, mantenimiento de la reducción de semanas de exámenes y el adelanto de la convocatoria de septiembre a julio. En esta ocasión la propuesta es única para todas las titulaciones. Ya no recoge la posibilidad de tener exámenes en septiembre para las titulaciones en extinción. Esta propuesta, a pesar de su importancia para el alumnado, ni siquiera ha sido informada a los órganos de representación de nuestro colectivo a fin de buscar un calendario consensuado. La consecuencia inmediata ha sido el rechazo de todas las asociaciones representativas del alumnado y la presentación de una contrapropuesta como muestra de que queremos mantener una postura constructiva.
La propuesta que hemos presentado pretende ser garantista para todos los estudiantes. También para quienes, por su situación personal, no puede ser estudiantes a tiempo completo y se ven obligados a compaginar el estudio con otras actividades. Una propuesta que busca soluciones a los problemas surgidos durante el curso en marcha y que ya advertimos el curso pasado. Bolonia exige flexibilidad y nuestra propuesta la garantiza. Presentamos una propuesta que aumenta el número de semanas de exámenes de dos a tres para que los exámenes no estén apelotonados y haya tiempo para prepararlos. Del mismo modo, hemos propuesto que haya una semana de tutorías tras las vacaciones de navidades para las dudas que puedan surgir antes de los exámenes de enero. Bolonia exige una enseñanza más personalizada y ello se consigue poniendo en valor las tutorías.
No obstante, lo más importante de nuestra propuesta es la solicitud de mantener la convocatoria de septiembre para todo el alumnado, siendo ésta compatible con la convocatoria de julio que propone el rectorado. Hasta el momento, algunos alumnos se veían obligados en verano a estudiar en academias para preparar las asignaturas que le quedaban para septiembre. Normalmente eran estudiantes que quizá por compaginar las clases con el trabajo no podían presentarse en junio. Sin embargo, la propuesta actual de la UPV/EHU pasa por adelantar la convocatoria al mes de julio complicando sobremanera la situación de estos estudiantes. Por ese motivo, en nuestra propuesta proponemos mantener la convocatoria de septiembre y que sea el estudiante el que decida en que momento cree que está mejor preparado para presentarse.
Bolonia exige flexibilidad también en la realización de los exámenes y suprimir la convocatoria de septiembre no ayuda en nada a este aspecto. Sería altamente positivo que la UPV/EHU no aprobara un calendario sin intentar antes buscar un calendario consensuado con el alumnado. Siempre se nos pide participación y en esta ocasión la respuesta del alumnado ha sido clara, rápida y unánime. No se puede pedir participación si posteriormente no se va a intentar buscar una propuesta consensuada.